Asistimos a un creciente envejecimiento de los países desarrollados,
fenómeno demográfico al que no es ajena nuestra Comunidad Autónoma. Actualmente
en Andalucía hay algo más de un millón de personas mayores de 65 años y
alrededor de 200.000 tienen más de 80 años. El envejecimiento en Andalucía
tiene unas características definidas, que concuerdan con las de las comunidades
y países de nuestro entorno, aunque presenta determinadas particularidades que
deben tenerse en cuenta a fin de evitar desigualdades:
-
El fenómeno denominado “envejecimiento del envejecimiento”,
dado que la esperanza de vida ha aumentado espectacularmente y las poblaciones
de personas mayores de 80 años son cada vez más numerosas.
-
El envejecimiento en Andalucía está ligado
preferentemente al sexo femenino ya que la esperanza de vida de
la mujer está por encima de la del hombre, lo que hace que el colectivo
femenino de personas mayores sea muy superior. Esta circunstancia incide en lo
que se ha dado en llamar la feminización del envejecimiento.
-
El destacado papel que actualmente está
desempañando la mujer como cuidadora,
ya que es la más importante fuente de recurso para los cuidados informales,
cuidados que son fundamentales en la mayoría de los casos en los que en una
familia aparece una persona afecta de
Enfermedad de Alzheimer (EA).
-
Los estudios demográficos demuestran que la
población de personas mayores está más concentrada en los núcleos de población
menores; cuanto más pequeño es el municipio, mayor es el índice de personas
mayores existentes, por lo que se puede decir que una de las características
del envejecimiento en Andalucía es el de la ruralidad, con las desigualdades en los accesos a los servicios que
puede conllevar la misma.
-
La persona mayor siempre se empobrece económicamente, el paso de la vida activa a la jubilada o
a la viudez genera una importante pérdida de capacidad adquisitiva.
La actual crisis de los cuidados informales junto a la nueva realidad
sociodemográfica, el descenso de las tasas de natalidad, la transición en la
estructura familiar y la composición de los hogares, los procesos migratorios,
la precarización del trabajo, así como la desigual incorporación social a las nuevas tecnologías
con el consiguiente peligro de la brecha digital para los más vulnerables, son
aspectos que también deben ser considerados.
La mayor longevidad de la población ha originado que un 6,5% de
los mayores de 65 años presente algún tipo de demencia, cifra que se duplica en
los mayores de 80 años. La EA constituye la primera causa de demencia en los
países desarrollados y afecta a la memoria, el pensamiento, la emotividad y el
comportamiento. Su incidencia aumenta con la edad, sobre todo a partir de los
60 años.
En España existen alrededor de medio millón de personas con EA,
de las cuales unas 60.000 estarían en la Comunidad Autónoma de Andalucía. Un
90% de pacientes viven con sus familias y aproximadamente un 40% son
dependientes totales. Se estima que un 40% de las personas ingresadas en
residencias de mayores padecen demencia.
No obstante, la enfermedad sigue siendo una gran
desconocida para la población general y se sufre a solas en el núcleo familiar.
Porque este “mal del olvido”, por el que los científicos luchan para encontrar
solución, además del daño neurológico produce una enorme factura social y
humana.
En el año 2003 el
Parlamento Europeo adoptó una Resolución en la que advierte que el progresivo
envejecimiento de la población y el consiguiente déficit de recursos de
atención puede deteriorar la calidad de los servicios dirigidos a las personas
mayores, por lo que insta a tomar medidas que prevengan el problema.
Igualmente, el Pleno de la Eurocámara se ha pronunciado a favor de facilitar el
acceso de las personas mayores a estos servicios y ha realizado una llamada de
atención sobre el abandono que sufren algunas de ellas. Además y de forma
específica, ha recomendado la elaboración de programas de ayuda a los enfermos
de Alzheimer y otras demencias.
La demanda creciente de la atención sanitaria con una gran implicación
de la atención primaria y hospitalaria, así como de los servicios sociales con
alto grado de especialización, fruto de las previsiones demográficas que
apuntan al incremento de mayores en situación de dependencia –entre las que se
encuentran las personas con EA y otras demencias-, obliga a todos los agentes
implicados a ofertar aquellos servicios que aporten ayuda y apoyo a estos
ciudadanos, así como a quienes se ocupan de sus cuidados.
Asimismo, el escenario europeo, al que se va aproximando España y
Andalucía, está experimentando grandes procesos de cambio. Por lo ya indicado,
las características actuales del envejecimiento de la población andaluza están
produciendo importantes cambios en las necesidades de cuidado de las personas
mayores. El progresivo incremento de mayores de 65 años en relación al conjunto
de la población andaluza, así como el aumento de los muy mayores -la llamada
cuarta edad, de predominio mayoritariamente femenino-, ha producido la
identificación de nuevas necesidades sociales, que precisan del desarrollo de
más y mejores recursos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario